viernes, 22 de abril de 2011

22 de abril. Cartas a un difunto.

Maestro, que cansado me encuentro, su imagen es la única que me hace ganar fuerzas tras este largo día para comentaros los infortunios de mi viaje. Esta mañana he partido en busca del testamento de Duncan hacía Desembarco junto a Lady Irina. Al parecer, la carta está oculta en una caja con alimento en mal estado que rechazaron desde la casa Greyash de nuevo a Desembarco. Para saber a ciencia cierta dónde acababan esos cajones me vi obligado a consultar a Lord Sylah y, en que maldita hora me preguntó a qué tanto interés, su astucia adivinó mi mentira sobre la pobreza de la Casa Greyash y me vi obligado a comentarle que buscaba cierto documento... no sin antes obtener a cambio la promesa de la búsqueda de los soldados que se encargaron de los cajones.

Con la confirmación de que toda esa comida se repartía en el "Lecho de Pulgas" (barrio pobre de Desembarco del Rey) Lady Irina y yo callejeamos y descubrimos desde donde se distribuían esos alimentos. Nos dirigimos a la parte de la muralla que lindaba con el barrio y los guardias nos dejaron pasar tras una conversación de la que salí una vez más victorioso. Tras una épica búsqueda descubrimos que el testamento no estaba en ninguna de las cajas (que, por cierto, no se habían repartido aún) y mi esperanza se albergó en la información que Lord Sylah me proporcionase. Cuál fue mi sorpresa cuando me presento ante él y me intenta convencer de que esos cajones ya fueron repartidos y nadie encontró nada, sin duda adiviné su mentira, pero su persona no me dio las fuerzas de rebatir tan viles palabras hacía la mía. ¿Realmente es Lord Sylah esa persona a la que idolatraba anteriormente? ¿o tal vez en realidad solo desea mi mal? ...tal vez esté compinchado con Lord Gerald. Sin duda él está detrás del paradero del testamento y de momento no tengo cómo hacerme con él, de todos sus consejos sin duda este sería en el que más abriera mi mente, ojos y oídos para no perder detalle de cómo atajar tan desventurado suceso.

Además cada vez hay más ratas con la nariz ensangrentada por Desembarco del Rey. Recuerdo una de nuestras conversaciones, yo acababa de leer "El filo y su mango, notas sobre caballería" del magnánimo historiador Sir Magister y envidiaba a los caballeros de cota de malla y espada que salvaban reinos y gobernaban ciudades, ¡cuán esplendorosas aventuras, cuán gloriosos combates, sin duda sus nombres quedarían para la posteridad!. Mi gozo en el más oscuro de los pozos cuando una de vuestras sonoras collejas llegó a mi cuello, "Recordad mi fiel y joven aprendiz, -dijisteis- que hasta la figura más grande de la más grande de las montañas, puede padecer ante la más diminuta de las criaturas, como las que producen las fiebres y diarreas que con más de un Rey acabaron". Pues mi maestro, me temo que una de esas diminutas e imperceptibles zorras está a punto de acabar con todos nosotros.

Y todo va de mal en peor, ahora el Septón y su ejército verbal ha llegado al Bastión con noticias de haber recibido en sus manos un libro mercantil en el que la Casa Greyash comerciaba con otras casas y torres rebeldes. Si queremos su perdón debemos acabar con el Torreón Rosby para demostrar nuestro afecto por Caladius (Septón y religión de Desembarco del Rey). Esto sería una buena noticia si derrocáramos a Lord Gerald tras conquistar el Torreón, pero tendríamos que coordinarlo con la llegada del Septón rebelde (que tras la carta desvelaría los planes de Eveling) y con el paradero del testamento de Lord Duncan.

Es la más complicada acción que me he visto obligado a realizar....

¡Maestro, estoy al borde de la desesperación nerviosa!

Sir Aford, Ayudante del Consejero de la Moneda de Desembarco del Rey.

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