miércoles, 20 de abril de 2011

20 de abril. Cartas a un difunto.

20 de abril (del 90.

Hola chata cómo estás...¿te sorprende que te escriba? tanto tiempo es normal...)

Como cada día he puesto rumbo a una nueva jornada laboral junto a mi excelentísimo Lord Sylah Valishar, pero hoy hay algo que se ha salido de la rutina... una carta, que ha sido entregada a mi persona de su parte y con dos estampado de cera, el Real y el de Consejo de la Moneda...su destino, las cálidas y suaves manos de Lady Eveling. Es algo bastante extraño, pero no he conseguido ver su contenido sin desgarrar ambos sellos, así que pondré mis esperanzas en conocer su contenido con el tiempo. Algo ha turbado mi vuelta, en el camino he visto restos de sangre y refriega, sin duda, espadas han cruzado sus filos en ese camino y ya verá a lo largo de mi carta cuál es su posible explicación.

He hecho entrega del primer cargamento de alimentos que pasan de mi sustento al de la nombrada Lady. Si alguien me pillara en una de estas inesperadas transacciones tiraré de mis raíces compasivas para excusar mi comportamiento y repartiré la mercancía entre los presentes, sería eso, o repartir mi entrañas de la mano de la espada de cierto Lord...

Al entrar en el Bastión se me informa de un consejo, en estos momentos es cuando más hago memoria de sus lecciones y es cuando más extraño su presencia. Aún recuerdo como discutía con Lord Jeroth Greyash por mi presencia en los consejos antaño, cuando su palabra era la orden, ya sabe, antes de "perder la cabeza". Recuerdo como le reprendía por tener protesta alguna de mi presencia cuando decía "un día de estos, será su consejero de la moneda y entonces querrá que estas experiencias entren en su mente de la mano de alguna hechicería. Del viento se aprende observando las hojas y los pastos, contemplando y sintiendo su fuerza... De ningún modo podrá encontrar esa fuerza en los libros o enseñanzas". Jaja cómo enmudecía Lord Jeroth y que bien me sentía cuando simplemente asentía para aprobar mi presencia...

En fin, en esta ocasión, Lord Gerald nos ha informado de un envío de cinco carros de provisiones que estaban de camino al bastión, sin dudar el recuerdo de la refriega ya nombrada ha llegado a mi mente y de ahí sin pensar a mi desdichad boca, esto ha hecho que la cara de uno de los Castellanos cambiase por completo y amenaza con la rebelión si esos carros no llegan...y también que los ojos de Gerald se claven en mi como un puñal se clava en un despiadado enemigo. Me ha citado en su cuarto más tarde... a ver si salgo vivo de allí para seguir escribiéndoos..

Maestro, titubeante me presento de nuevo a sus pergaminos, pues lo que yo creía enfado se ha convertido en vino especiado y adulaciones de parte del Lord. Le he comentado con detalle lo que he percibido en el camino al llegar esta tarde de Desembarco, va a enviar una avanzadilla a averiguar lo sucedido con los cinco carros. También me ha confesado su intención de comerciar con otras casas por recursos, casas que, he averiguado, son fieles a Deoc, el Septón hereje rebelde. Además halagos y rosas a mi persona han despertado en mi dudas sobre las verdaderas intenciones de Gerald así que me he bebido mi vino y he "huido" del lugar, nunca en mi vida he dado tantas gracias y he hecho tanta reverencia al salir de una habitación. ¡Una relación con el Lord solo pondría en peligro mis planes!.

Aún asustado por las insinuaciones recibidas he ido a la habitación de Eveling, he comentado la pérdida de los carros prometidos a los soldados y la intención de comercio con casas favorables a Deo, pero al parecer no ha sabido leer entre lineas, esta situación haría enfadar mucho a los soldados y la rebelión sería muy posible con algún trato o simple adulación. Su falta de luces ha florecido por toda la habitación y con la excusa de la simple conversación me he despedido... ¿cuál será la próxima situación a la que tendré que enfrentarme sin poder recibir sus sabías palabras?...


Sir Aford, Ayudante del Consejero de la Moneda de Desembarco del Rey.

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